Pensé, porque tiendo a pensar, que debería usar este espacio bloguero para hablar sobre los Comités para la Defensa de la Revolución (CDR) en Cuba. Pero luego de entender que sólo viví en este vecino país por 10 semanas, detalle que me aleja de una compresión rigurosa de lo que entreteje esta vigilancia al servicio del Estado, les propongo a mis fieles lectores que chequeen lo que dice una escritora perseguida por el Gobierno. Interesante por demás es ver cómo esta flaca mujer brillante jode las verdades de un sistema que ya es obsoleto, que está pasé, anclado en una Revolución que debería revolucionarse para que, sí, sostenga los principios de libertad, igualdad y pluralismo que predica. Hasta ahora todo suena romántico.
El espacio de Yoani Sánchez en la Internet se llama Generación Y en el portal Desde Cuba. Ganó el premio Ortega y Gasset para el periodismo digital en 2008, no pudo recoger el galardón en España porque no consiguió la autorización para salir de Cuba.
En ese mismo año 2008, fue seleccionada por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes. El 27 de noviembre de 2008, la televisora alemana Deutsche Welle le otorgó el premio The Bobs 2008 al Mejor Weblog Internacional. Su blog compitió en tres categorías: Reporteros sin fronteras, Mejor blog en español y Mejor Wweblog. Yoani ha sido víctima de persecusión política, tras demandar y exigir diversidad de pensamiento. La han tildado de gallita de pelea, contrarrevolucionara, entre otras barbaridades de los barbudos.
En ese mismo año 2008, fue seleccionada por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes. El 27 de noviembre de 2008, la televisora alemana Deutsche Welle le otorgó el premio The Bobs 2008 al Mejor Weblog Internacional. Su blog compitió en tres categorías: Reporteros sin fronteras, Mejor blog en español y Mejor Wweblog. Yoani ha sido víctima de persecusión política, tras demandar y exigir diversidad de pensamiento. La han tildado de gallita de pelea, contrarrevolucionara, entre otras barbaridades de los barbudos.
CDR
por Yoani Sánchez
Por una de esas confusiones tan frecuentes en los infantes, pensé durante años que el logotipo de los Comité de Defensa de la Revolución era un enorme ojo que portaba un machete. Como desconocía el origen de esa agresiva iconografía, la veía como una pupila indiscreta que me vigilaba en cada cuadra. Tiempo después, un amigo se encargó de aclararme que donde yo percibía una cornea y un iris, sólo se trataba de un sombrero visto desde arriba. A pesar de su amable observación, seguí sintiendo el peso de una mirada, cada vez que pasaba frente a algún letrero con las siglas de CDR.
Por estos días, es el séptimo congreso de esta organización que ostenta más de siete millones de miembros, de los cuales un buen número no ha sido consultado para pertenecer a sus filas. Se entra al comité por puro automatismo, como mismo las féminas somos englobadas en la Federación de Mujeres Cubanas y los niños pasan a las filas de los pioneros. Pocas veces alguien se niega públicamente a ser parte de esas agrupaciones que –en la Cuba actual– resultan más formales y burocráticas que efectivas.
Mi confusión de entre un ojo y un sombrero tenía un poco de desvarío infantil, pero mucho de olfato ante el peligro. Aprendí que en las puertas que ostentaban el alarmante slogan de “con la guardia en alto”, habitaban los más diestros redactores de informes para delatar a los otros vecinos. También supe de quienes por una falsa verificación –salida de la pluma de un presidente de comité– perdieron un ascenso, un viaje o la posibilidad de tener una nueva casa. Hasta llegue a conocer alguien que llevaba el título de “Vicepresidente del CDR” y era, además, el mayor delincuente del barrio.
En el Palacio de la Convenciones, la pupila de machete levantado tiene una nueva conferencia. Percibo que el Argo multi-ojos que algún día fue, es hoy un cíclope con cataratas, un cuerpo de vigilancia que apenas puede ver todas las travesuras que hacemos.
Por una de esas confusiones tan frecuentes en los infantes, pensé durante años que el logotipo de los Comité de Defensa de la Revolución era un enorme ojo que portaba un machete. Como desconocía el origen de esa agresiva iconografía, la veía como una pupila indiscreta que me vigilaba en cada cuadra. Tiempo después, un amigo se encargó de aclararme que donde yo percibía una cornea y un iris, sólo se trataba de un sombrero visto desde arriba. A pesar de su amable observación, seguí sintiendo el peso de una mirada, cada vez que pasaba frente a algún letrero con las siglas de CDR.
Por estos días, es el séptimo congreso de esta organización que ostenta más de siete millones de miembros, de los cuales un buen número no ha sido consultado para pertenecer a sus filas. Se entra al comité por puro automatismo, como mismo las féminas somos englobadas en la Federación de Mujeres Cubanas y los niños pasan a las filas de los pioneros. Pocas veces alguien se niega públicamente a ser parte de esas agrupaciones que –en la Cuba actual– resultan más formales y burocráticas que efectivas.
Mi confusión de entre un ojo y un sombrero tenía un poco de desvarío infantil, pero mucho de olfato ante el peligro. Aprendí que en las puertas que ostentaban el alarmante slogan de “con la guardia en alto”, habitaban los más diestros redactores de informes para delatar a los otros vecinos. También supe de quienes por una falsa verificación –salida de la pluma de un presidente de comité– perdieron un ascenso, un viaje o la posibilidad de tener una nueva casa. Hasta llegue a conocer alguien que llevaba el título de “Vicepresidente del CDR” y era, además, el mayor delincuente del barrio.
En el Palacio de la Convenciones, la pupila de machete levantado tiene una nueva conferencia. Percibo que el Argo multi-ojos que algún día fue, es hoy un cíclope con cataratas, un cuerpo de vigilancia que apenas puede ver todas las travesuras que hacemos.
1 comentario:
No pude leer el blog. Cuando hice click en la liga salió una página de Wordpress en alemán. Parece que han borrado el blog de Yoani.
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