Lo retraté en El Viejo San Juan El músico no tocó más. Con los ojos mojados, miró su instrumento. No le quedó más remedio que doblar la nostalgia de aquellos tiempos melodiosos en la gaveta del recuerdo, cual camisa vieja. Tarareó, casi sin aire, la sinfonía que nunca jamás volvería a sonar.
Lo azotó la pérdida. Esa que llega de golpe, para la que nunca estamos listos.
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