"...the creatures outside looked from pig to man, and from man to pig, and from pig to man again; but already it was impossible to say which was which". -George Orwell, Animal Farm
Los Animales le enseñan a los Otros Animales. En este teatro del absurdo, observamos el universo tras las rejas. Son los barrotes del circo.
¡Ojo!, estas fábulas cautivan. Espejos, sus pequeños actos proyectan los malestares y las tempestades de existir. Esta obra dirigida por Rosa Luisa Márquez, nos transporta dentro de un cosmos maniático. La brillante utilización de la música en vivo, coloca al asistente en una especie de concierto surrealista con culebras, insectos y águilas vociferando cuentos, ¿los nuestros?
Es una puesta en escena plagada de alusiones literarias. Latigan los verbos de Nicolás Guillén, Eduardo Galeano, Jorge Luis Borges, Esopo, Mariana Monclava, Silverio Pérez, Christian Ibarra, entre otros. En una caótica escenografía diseñada por Checho Cuevas, los personajes- cautivos- se pasean de lado a lado del espacio dramático. El público-autómata- se desplaza sin saber qué pasará después.
Una adulta pueril, un domador de fieras, un obsequio y muchas bocas relatan el tapón y la prisa que bloquean la reflexión. Como en toda fábula, la moraleja da en la cara. Somos el cerdo que hurga y relame el plato vacío. El afrenta’o que no se jarta. La piel nos es asquerosa. Languidece el hambre. Duele el cautiverio.
Nos reímos de unos seres que reconocemos. Nos pensamos desde esos seres tan semejantes.
La aclimatación, el pre set, es crucial para introducir a las bestias (espectadores) en la jaula. Los colores, un rojo intenso se superpone al negro tenebroso, el que choca contra la pureza y sutileza del blanco. Esas marcas por antonomasia otorgan el carácter lúgubre de una escena que no persigue la risa liviana. La carcajada suena tras la burla de ese sujeto que se siente como Yo, como Tú, como Todos.
Música, música y más música. El vestuario de Miguel Vando sumó a la caracterización de la pieza. La dirección de arte pasó por las manos de Antonio Martorell. Y la coreografía la manejó Pepe Álvarez. Quedó evidenciado el excelente y polifacético trabajo del elenco de actores que conforma el Teatro Rodante de Rosa Luisa Márquez.
Ojo, fábulas cautivas se exhibe desde el 24 de marzo al 2 de abril en el Teatro Julia de Burgos de la Universidad de Puerto Rico, Facultad de Humanidades. Donativo $3.00. Hay que llegar temprano porque sólo entran 100 personas por función debido al tamaño reducido de la sala.
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