viernes, 1 de mayo de 2009

Chona

Miss Piggy puede ser la versión gringa de Chona, la puerca asesina

Los nuevos días pasaron raquíticos, tal vez “fat free”. La mala imagen globalizada socavó la fama del cerdo. Nadie pedía pinchos ni cuerito, mucho menos cuajo. Guavate tosió. Las medicinas, incluso las amargas, se agotaron. No hubo quién controlara la engrasada enfermedad. Las farmacias quedaron inundadas, y la histeria saqueó las góndolas. El viejo Glaxosmith triplicó su fortuna.

Entretanto, los verdaderos cuerpos dolientes enmascararon el respiro. Las bocas desorientadas tuvieron que hacerse vegetarianas para aliviar la tripa. La carne frita se quedó sin manteca. Y el colesterol malo se convirtió dudosamente en bueno.

Los puercos fueron cesanteados. “Vacaciones sin sueldo”, dijo el jefe con delantal ensangrentado y el cuchillo afilado.

Aquel poco articulado hombre de negocios pidió calma ante la crisis. Exhortó a la reflexión madrugadora durante cinco minutos. Dio su promesa de hombre. “Todo saldrá mejor”, arguyó mientras sus tres hijos devoraban filete “mignon”.

Por aquellos tiempos tumultuosos, de crimen y carencias, se coló en el corral un rumor. “No tajarán más chuletas, la granja está en quiebra”. El ruido preocupó y ocupó.

Chona entró en escena para reclamar los derechos adquiridos tras años de luchas. (La experimentada porcina tomó el mando luego que Miss Piggy tuviera que ser recluida por un extraño catarro).

La señora cerda organizó a los de su especie. Los agrupó en masa para defender algo más que habichuelas.

Por su parte, la regordeta J-Go, la diestra del capataz, legitimaba la compraventa de la finca. “Manos extranjeras soban mejor”, gruñó la también porcina.

Las tensiones lo paralizaron todo. El lodo embarró. Hubo rebelión en la granja, como hubiese tramado George Orwell. Pero la confabulación hizo su agosto. Los unionados vendieron el alma por comida. Ante la hambruna y las represiones era lógico.

La propaganda difundió que Chona era una puerca asesina. Para evitar muertes, la aislaron. Entonces, la granja pasó a llamarse “farm”.

La líder sollozó con vergüenza. No había diferencia entre cerdos y humanos.






Este texto me lo publicaron HOY en El nuevo día
Información de la película de Sunshine Logroño Chona, la puerca asesina en IMDB

2 comentarios:

Arlene Griselle dijo...

JAJAJAJAJA!!!! Me he reído con gusto, me hiciste el día.

Anónimo dijo...

Guau! Ningún vídeo de YouTube había sido tan conmovedor.