En el 2010 venía de Argentina con un grupo de
compañeros de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Estábamos entre Montevideo y Buenos Aires observando cómo se movían y hacían ciertas cosas por allá,
participamos de simposios sobre educación, nuevas leyes de medios de
comunicación, periódicos independientes y esfuerzos en busca de hacerle
justicia a la memoria de los desaparecidos y torturados durante el periodo de dictaduras. De
regreso a San Juan, paramos en Panamá a hacer una escala. Para nuestra
sorpresa, también esperaba en aquella puerta de embarque el maestro Cheo
Feliciano. Casi de inmediato, él nos buscó conversación. Estaba muy interesado
en lo que fuimos a hacer a estos países. Recuerdo que casi la hora y pico que
esperábamos se nos pasó enseguida. Cheo y su esposa Cocó nos hicieron pasar un
rato chévere. Sí, en familia. Se mostraron muy atentos y cercanos. Cheo hizo chistes y nos
contó lo mucho que amaba Panamá. Cuando ya sentíamos que se podía, mi amiga
Noelia y yo le preguntamos si nos daría unas expresiones sobre la huelga de
entonces en la UPR. Cheo dijo que sí sin pensarlo dos veces. El video de abajo
es un pedazo de nuestra amena conversación. Agradecida me siento de haber
podido hablar con este caballero. De haber podido sentir de cerca a esta
persona que muchas veces antes y después me hizo sudar en la pista de baile. Gracias por tanta música, tanta honestidad y tanta calidad de ser humano. Qué viva Cheo!!! Fuerza a Cocó y a toda su gran FAMILIA!
Un video para oírlo en su salsa:
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