sábado, 4 de octubre de 2008

El paraguas del gasto*

Llovía, mucho. Pies mojados, bastantes. Sitios inundados, demasiados. Ataúdes flotando, dos o tres. Muertos paraos, ninguno. Computadoras, plasmas, Nintendos y cualquier basura, la orden del día.

Este es el panorama del Puerto Rico actual. Es el País donde en el desastre impera el derroche. Mientras unos sacan agua e intentan pescar los retazos de muebles abombaos, otros, compulsivamente, le cogen fiao al plástico.

Anualmente, el puertorriqueño escenifica la cultura del gasto solapada tras el ahorro. Algunos simpáticos ejemplos van desde las donitas de Caguas hasta las estampidas en Toys R Us el día después de "San Giving". Hoy, el tarjetazo se justifica con un desconocido fenómeno atmosférico que dejó a cientos con poco o sin nada.

La vorágine de personas en Best Buy y Plaza las Américas luego del anuncio de la pertinaz exención arancelaria sólo legitiman el consumismo nuestro de todas las horas. Pone de manifiesto la falta de controles y nociones de lo esencial, de lo importante. Pareciera que no se puede vivir sin ver a Héctor Marcano o La Comay en menos de 50" pulgadas.

Lo interesante, por no decir deprimente, es que tal alivio, provoca más dolor. Los que verdaderamente necesitan lavadoras, neveras, y no plasmas, aún están sacando agua y no sonrientes carrito de compra en mano. Años de trabajo de mucha gente quedaron sumergidos entre escombros y peste.

Sin embargo, el Gobierno se siente que está trabajando por el pueblo. El Estado redentor llegó como justiciero e instauró una moratoria que sólo abonó al bolsillo de los que ya estaban notando unos cuantos ceros menos en su cuenta de banco tras la crisis económica que aqueja a Estados Unidos.

La gente, los que padecemos, existimos atados al yugo de la deuda. Pero somos felices, porque no pagamos IVU. Acevedo Vilá acumuló par de puntos de "rating" con esta iniciativa. Buena estrategia a pocas semanas para las elecciones.


*texto publicado en El Nuevo Día, un gran periódico, el 26 de septiembre de 2008: El paraguas del gasto

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